El arco iris, con su círculo completo, ocupaba todo el cielo que mis ojos podían ver. Yo no dejaba de sacar fotos, era algo maravilloso, eran tres, cuatro arco iris superpuestos. De foto en foto desaparecían, luego brillaban todo cuanto podían al ritmo de Ramble on.
Y bajo techo brillaban todavía más. No podía explicar cómo se habían metido los arco iris en ese cuarto, pero allí estaban, envueltos por The battle of Evermore. Él estaba sentado al pie de uno, que bajaba como un tobogán al suelo. No podía parar, el visor de la cámara me tenía presa.
Una strato negra en mis manos, la cámara desapareció.
Y al tocar, salió Stairway to heaven, sola. No tenía control de mis propias manos, por suerte. El arco iris soltó su círculo, se rompió. Y fue a posarse en el clavijero.
1 comentario:
No me gusta mucho Led Zappelin (por ignorancia, debo admitir, no escuché lo suficiente)
pero me gustó mucho este post...
surrealista. Dalí estaría orgulloso de tí ^^
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