Como el celeste que tanto le gusta.

El celeste me pareció siempre un color NI. Frío y que nunca se define. Hay muchos tipos de celeste. Alguno me resulta menos desagradable que el otro. 
Sí, parece fresco, pero termina deprimiendo.

Ahora que lo reveo, pienso. ¿Por qué nunca le dediqué un post?

Fue lo menos carnal que me pasó, y sin embargo se mantuvo vigente mucho tiempo. Ya no, es obvio. Pero se lo merece, por hoy.
NUNCA padecí tanto la histeria como cuando me gustaba. Que te miro con ganas pero sos mi amiga, que me como a otras pero te quiero a vos, y demás gansadas. Siete años. Y suena inflado el número, para quienes lo conozcan. Pero no se puede reducir. Lo quise desde que lo conocí y todavía lo quiero. Lejos lo quiero, pero lo quiero. 

Pasaron miles de cosas por fuera, nada pasó por nosotros, y terminamos diciéndonos que lo que ofrecía el otro no lo queríamos. Tanto para esto? Sí. La histeria hecha carne, en dos personas.

Y ojo, parecía prometer. Hace tiempo y parece lejos, pero parecía valerlo. Una amistad que más o menos, celos injustificados, y cosas que nunca llegaron a ser. Errores míos, errores de él. No me arrepiento de haberme equivocado, pudo salir peor.

Contradicción permanente. Dice que mía, digo que suya. Estoy segura que hay más de la suya.

Y me sigue hablando, como si todo fuese un chiste, como si no le acabara de decir que no quiero nada de él así como él no quiere nada de mi. No nos necesitamos. Y sigue como si nada.

Después se frena, sabe que no hay onda, sabe que esta vez ya fue. No quiero saber nada de su vida, ¿Por qué obligarme? Ya no me duele. Pero pica.
Me extraña, y no me lo va a decir. Me va a reemplazar, y no lo quiero saber.
Tanto se habrá reído de mi, tan poco puedo pegarle. Ni siquiera le va a doler, se va a reír. Como siempre. 

Lo suyo es pura risa, pura mímica. Como siempre.
Sé que si leyera esto diría que soy injusta, que exagero, que no sé lo que quiero. Si le respondiera, le diría "Yo no soy como vos".