14 de marzo de 2010

Amanece en la ruta II

Pensando en lo que escribí antes, me di cuenta que mi "certeza" de morirme cada vez que viajo no es ninguna premonición. Es un deseo reprimido. Necesito un accidente , aunque quizás mejor uno no tan explícito. Pero lo necesito ya.

1 comentario:

William Aliaksandr dijo...

Veo que tu desesperación por sentir no tiene límites...