19 de febrero de 2012

No es un juego de palabras con mi apellido.

Por un momento llegué a creer que estaba en busca de amor. Pero el "en busca" me hacía ruido. Me costó abandonos fugaces y un sinceramiento profundo, pero entendí que no buscaba amor. Ni lo busco. Ni tengo ganas de sentirlo. Necesito atención. Excesiva, desmedida, al punto stalker. Pero no necesito que sea masiva. No me interesa tener al mundo encima. Necesito acertar los blancos que me impuse, necesito demostrarme que los puedo tirar abajo. Más que nunca, mi afición a la precisión y soledad de los francotiradores se está haciendo notar.