A ver, la vida es como una laguna. O como el agua, más bien. Cae una gota, provoca ondas.
Hasta ahi vamos bien, es una analogía simple.
Uno es chico, los padres hacen de tu vida una fuentecita. Tus acciones, como gotas, van cayendo y provocan pequeñas ondas. Es decir, pequeñas consecuencias, pero que generalmente no influyen más que a tu pequeño ámbito.
En la época del secundario es básicamente igual, excepto que es en una pileta pública. Hay más gente y más gotas, que provocan ondas. Ondas que entran en contacto con las nuestras, las rodean, chocan.
Y terminás.
Y entrás a otros ámbitos.
Te metés a una laguna donde además de personas hay cocodrilos. Y hasta tus gotas más chiquititas tienen un alcance de difusión terrible. Las ondas de las demás gotas ya no simplemente chocan, además amplifican el efecto, van distorsionándolo con la distancia, lo hacen llegar a lugares impensados...
Y ahi es cuando decís: La puta madre, tanto por esa boludez?
1 comentario:
Realmente hiciste una analogía buenísima. Ya se van a calmar las ondas... eso sucede siempre, aunque haya gente que agita la marea
Publicar un comentario