7 de julio de 2010

Mediocre por elección

Camina por la calle como si no le perteneciera, como si no perteneciera al lugar que la ve pasar. Cada detalle de su ser está ligeramente bañado en auténtica rareza, y adornado con un poco disimulado complejo de superior inferioridad. Prácticamente todos los caminos que atraviesa pueden depararle grandes logros. Obviamente, elige aquellos que desentonan con el material del que está hecho su alma, atravesando así, terrenos oscuros y peligrosos para su integridad, intentado darle cierto aire de dramatismo a los desenlaces. Persigue lo que no necesita, lo que la destruye y rompe sus ilusiones. Sin embargo, y tal cual Fénix, renace de sus cenizas para intentarlo una vez más. Es el junco que se dobla y jamás se va a romper; su voluntad es envidiable, y posee la fuerza de la misma Amaterasu en un insoportable verano japonés. Dice ser menos de lo que tiene. Piensa que es poco lo que puede dar. Se acostumbró a esconder lo mejor que posee, por miedo a perderlo, al desgaste, o a no saber utilizarlo. Puede conquistar al mundo, pero no a su corazón. Puede conquistar mi alma, pero se guía por su razón. Es la cobarde más valiente que conocí. Es el más original bicho raro jamás concebido. Y aunque vaya por la vida renegando de su destino, la gente jamás dejará de reconocer su capacidad para tenernos o destruirnos. Puede que no pertenezca al lugar que está pisando, pero el lugar le pertenece a ella. Puede que no lleguemos a su corazón, pero tiene pase libre al nuestro.
Puede que haya elegido una existencia común, pero va a llegar el día en el que sus ojos brillen, sus labios se abran y su sonrisa destelle.
Y será ese día el final de su mediocre principio.
Y será ese el día de nuestro inevitable fin.




Es un ángel que cortó sus alas; es un demonio que derrama paz. Es Dios sin sus sometidos fieles, por qué no el Diablo sin crueles para azotar. Ella es todo lo que su pecho desea, y lo disfraza de tristeza para que no la vean soñar. Puede ser la dueña del mundo, y de nuestros corazones, pero se pierde en notas que jamás dominará.  Es bella, valiente y terca;  es fuerte, dulce y vivaz. Y aunque se vista de falsa modestia, ningún mortal la podrá domar.




Tiene nuestras almas que sufrirán junto a ella. Y derrotarán su soledad.



William Aliaksandr

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