Y todavía resulta más curioso y paradojal que los pesimistas , una vez que resultaron desilusionados , no son constantes y sistemáticamente desesperanzados , sino que , en cierto modo , parecen dispuestos a renovar su esperanza a cada instante , aunque lo disimulen , en virtud de una suerte de pudor metafísico ; como si el pesimismo , para mantenerse fuerte y siempre vigoroso , necesitase de vez en cuando un nuevo impulso producido por una nueva y brutal desilusión .
● ● ●
1 comentario:
excelentes escritos Sabri....
pegan.......en el alma ....
bexots.....
Alexxx
Publicar un comentario